CLUB DEPORTIVO ATLÉTICO HUILA

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domingo, 15 de marzo de 2015

TÁCTICAS Y ESTRATEGIAS PARA EL MEJORAMIENTO DEL EQUIPO

Por: Daniel Góngora (@GongoraDaniel19).

Muchas veces se confunde la teoría de estrategia y táctica en el fútbol, empleándose como un mismo concepto. Sin embargo son dos cosas totalmente diferentes. La táctica se asocia con un posicionamiento, formación, siendo básicamente nociones estáticas. El 4-3-3, el 5-4-1 o el 4-4-2 son ejemplos de tácticas de fútbol. La estrategia es el complemento de la táctica, es decir cómo se van a mover los jugadores o cómo van a reaccionar ante situaciones específicas. Este es un concepto dinámico que engloba los movimiento individuales, colectivos y la filosofía de juego.

El fútbol, embestir es en cierto modo hacer lo inesperado. A los jugadores creativos de vez en cuando se les describe como artistas y suelen tener una gran popularidad. Las tácticas de fútbol ofensivo tienen como destino llevar el balón cerca a la portería rival y lograr el mejor ángulo para anotar.

Estrategia ofensiva: se basa en la posesión del balón, busca tener el control de la esférica, siendo esta su primera manera de defender; para cansar al rival y ser el dueño de la edificación del ataque. La rapidez, la precipitación y los riesgos ofensivos pasan a un segundo plano cuando se está frente al arco.


El juego se creará mediante pases cortos y seguros que en dadas ocasiones se realizarán hacia atrás o devolviéndolo al mismo jugador que dio el pase previo. Se tiene que jugar con paciencia el balón buscando que el rival falle y ensanchando el campo forzando a la defensa rival a estar continuamente en movimiento para generar espacios y aprovechar algún fallo de cobertura.

La idea principal es introducir entre la línea de medios y la defensa contraria abriendo el juego por las bandas para así buscar las entradas al área. En este sistema de juego se necesita a un jugador en punta que pivote en ataque y que sea un gran cabeceador. El equipo debe evitar en todo lo posible los errores individuales: pases fallados, duelos perdidos; que desemboquen en pérdidas de balón para evitar los contraataques del rival.


Cuando un equipo que emplea una estrategia ofensiva pierde la pelota, la recuperación de la misma se inicia de los atacantes y los medios creativos. El objetivo es recuperar el balón lo más arriba posible evitando así la construcción de juego del adversario y obteniendo de nuevo una posibilidad de creación propia con más espacios en la defensa rival. 

Pase y movimiento:


Es la táctica de equipo más básica de todas. Mientras que el jugador tiene la posesión del balón, debe ser muy rápido para decidir si debe pasar o no; tanto si pasan inmediatamente como si no, necesitan desplazarse siguiendo el movimiento del balón. Una vez que el jugador haya pasado la esférica, no debe quedarse quieto y moverse a otra posición donde pueda recibir un pase de vuelta y así dar más opciones al jugador que tiene la posesión del balón.

Cambiar el juego: 


Dar pases de un lado al otro del campo a un jugador con espacio libre, puede ser una forma muy positiva para aliviar la presión y formar un nuevo ataque. El equipo defensor necesitará adecuar sus posiciones, y esto generalmente crea espacios que pueden ser explotados. Un ejemplo claro es la imagen, donde el jugador 1 se ha movido fuera de su posición, permitiendo más espacio al jugador contrario. Cambiando el juego hacia ese lado, o sea, la línea curva representa un pase aéreo, donde permite al jugador que esta libre explotar ese espacio.

Romper el fuera de lugar:


Usar el espacio detrás de la línea defensiva del rival. Si un atacante alcanza el pase y evita el fuera de juego, tiene la posibilidad de encararse en un uno contra uno con el arquero, o quedarse en una posición muy buena para un ataque por los costados. Incluso si un defensa alcanza el pase, el resultado podría ser positivo para el equipo que ataca. El defensor confronta su propia portería, lo que podría conducirle a regalar un tiro de esquina, hacer una infracción, pasar de forma peligrosa a su portero o ser presionado cerca del banderín del córner. 

Balones en largo:


Esta táctica consiste en pasar desde el propio campo del equipo rival proyectando el balón por encima de las cabezas de los defensores contrarios. Los delanteros deben correr en una zona donde puedan recibir el balón. Esta táctica funciona mejor con delanteros fuertes y rápidos que tengan buenas posibilidades de tomar control del balón, superar a los defensar y, después, anotar. 

Triangulaciones: 


Este es un movimiento táctico que permite un cambio veloz y seguro de los flancos ofensivos mientras se mantiene el control del balón. En este juego, se pasa entre tres jugadores para formar un triángulo. Pueden crearse muchos triángulos con muchas combinaciones de jugadores de manera que la pelota se dirija lentamente hacia delante sin dañar la posesión que se posee. Esto funciona bien cuando se intenta ganar el control del medio campo. También se puede usar para propósitos de ataque, su efectividad se debe a que los defensores son incapaces de relacionarse rápidamente al estilo de juego del equipo que ataca.

Intercambio de bandas:


Cuando un equipo tiene dos jugadores de banda dóciles, pueden intercambiar sus posiciones durante el cotejo. El objetivo es desorientar a los defensores que están asignados para marcarlos, lo que puede llevar a errores si el zaguero se despista en los tiros de esquina, faltas, saques de banda..., donde el jugador marcado se encuentra en posiciones diferentes. Además, si los extremos tienen diferentes estilos de juego, su uso en bandas contrarias puede provocar la desestabilización de la defensa rival.

Sobrecargar una banda:


Enviar más jugadores a una banda para que estén en superioridad numérica pone en dificultades al defensor de esa banda ya que uno de los delanteros suele quedarse sin la cobertura adecuada a menos que un centrocampista se ocupe de él. Esta táctica tiene que utilizarse cuando se detecta la debilidad de uno de los laterales. 

Hombre clave:


Cuando un equipo tiene un goleador de gran calidad con capacidad de atraer a dos zagueros, esto crea espacios que pueden ser aprovechados por otros jugadores. Situando a dos extremos rápidos que abran el campo y desborden por las bandas se pueden poner en aprietos a un defensa de cuatro hombres.

Estrategia defensiva: cede el balón y la iniciativa de juego al rival; su objetivo es reaccionar rápido para aprovechar la pérdida de balón, el juego de transición rápida y efectiva.


Esta manera de jugar no se basa exclusivamente en esperar al rival y sus fallas, es una teoría distinta en el que los defensores van a provocar la pérdida de la pelota del rival. Las suspensiones en la construcción del juego rival se realizan mediante múltiples acciones. Se puede interrumpir el juego mediante faltas evitando la creación, fomentando la continuidad y el encadenamiento de las acciones rivales, o haciendo una fuerte presión de forma individual o colectiva sobre el jugador que conduce el balón para así evitar el juego de pases y provocar las interrupciones de pelota.


El equipo busca neutralizar la zona de creación del rival juntando los mediocampistas y defensores. Suelen ser equipos compactos que jueguen en bloque intentando siempre mantener el balón por delante de la media. Cuando se produce la recuperación de la pelota, el equipo se manda al ataque buscando un tipo de juego directo en profundidad, vertical y no tanto de anchura.

La decisión de una u otra estrategia depende del entrenador aunque está condicionada por los perfiles con los que cuenta entre su plantilla. Un sistema ofensivo necesita extremos, creadores y, un delantero de potencia física. Una filosofía defensiva debe contar con uno o dos medios defensivos muy eficaces y atacantes rápidos. 

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